jueves, 20 de junio de 2013

Vía crucis por el borde de una copa_ Atados al Alcohol

Invisibles y olvidados.
Dicen que se han bebido el «infierno» con hielo.
Que se engancharon a una «droga legal» que «interesa socialmente. 
Que no se fían de sí mismos.
Que han provocado muertos en la carretera por sus borracheras...
 
Iván tiene 32 años y parece cualquier cosa menos un alcohólico en rehabilitación. Espaldas anchas,
mofletes sonrosados. Sin embargo, durante cinco años bebió entre 10 y 15 cervezas al día, más copas.
A veces, en vez de ir a sus clases de Arquitectura, cambiaba el almuerzo «por un par de cervezas».
Sus padres no sólo no sospecharon nada: le financiaban, sin saberlo, sus borracheras.
Juanjo, hostelero de 50 años, perdió en una cogorza «un talón de un millón de pesetas». Sus empleados le robaban aprovechando la enésima moña. Provocó, bebido, un par de accidentes.
Ambos fueron de siniestro total, y en ambos hubo muertos, admite, sin dar más detalles.
Lo de B.D. es distinto: tiene 40 años y es alcohólico y cocainómano de fin de semana. Su peaje: dos gramos y 20 copas a la semana.
 Productor televisivo de éxito, habituado a vivir a toda velocidad, dijo basta, tras un par de accidentes de coche.
Ninguno de lo tres es invisible, pero sí hay algo que forma parte de su auténtica naturaleza. Un lado oscuro que Juanjo, el que lo ha pasado peor, tacha de «calvario» y «carrera infernal».
Y remata: «El alcohol es tan malo como cualquier droga o más, pero socialmente interesa».



 
 
 
 


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